lunes, 28 de diciembre de 2009

The lost cow
















Cuando diciembre da sus últimos respiros, cuando exhala débil y moribundo el aliento de un año cansado, uno más que se va - y yo que aún no entiendo porque los años se empeñan en irse- él, el gaucho viejo que hace rato ha dejado el caballo, sale, como todos los años, en busca de la vaca, esa que nunca estuvo ahí.

Su renault 12, fiel como un zaino, lo acompaña. No olvida ponerse su boina.

Mientras, esa alpargata con el yute gastado pisa el acelarador, mientras, su mano curtida por el polvo y los días mueve la palanca de cambios de segunda a tercera, mientras, él todo él sueña con que será durante este año, sí durante este y no durante otro, que pondrá fin a la leyenda de la vaca perdida.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Nostalgia

Hoy camino herida, sin norte, sin rumbo. Ya no veo los bosques delante, otra vez todo es niebla ¿o todo es llanto?

El viento sopla fuerte y no me deja avanzar.

Necesito seguir andando, pero el recuerdo de lo que dejé atrás me pega de frente, hunde sus puños en mi boca, escarba en mi garganta, rasguña mi pecho y rompe una de mis costillas, para usarla como cuchillo, para desgarrarme desde adentro.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Encontrarte

Creí, durante un tiempo, que era en el bosque donde iba a encontrarte.

Me equivoqué.

El líquido amniótico que allí dentro me alimentaba está contaminado con anestesias y barbitúricos, endulzado con hongos alucinógenos que me hicieron vivir el sueño de los que buscan certezas en la niebla. Ahora lo sé.

Escapé del bosque justo cuando se prendía fuego, cuando a punto de ser devorada por las llamas, vomitando la savia amarga que por sangre cargo, me di cuenta que no estabas allí. Siempre fuiste un espejismo inalcanzable, formado por mi deseo y mi delirio y proyectado por la luna entre los árboles.

El camino está desolado, tu imagen viene a mí, no me abandona ¿qué tan cerca estás?

viernes, 4 de diciembre de 2009

Intolerable calma

La calma se siente en el camino.

Salí del bosque hace unos días, aunque bien pudieran ser meses.

Me duele la garganta. En realidad, a la garganta le duele la angustia que toleró mientras mi cuerpo mudaba la piel, mientras el alma escurría esa humedad olorosa; mientras el pelo se caía, el estómago se pudría y otro nuevo comenzaba a tomar forma en su lugar.

Aún conservo en mi mochila las huellas digitales de las vidas que me acontecieron, creo que no pesan tanto, pero sé que pesarán en algún momento, no muy lejano.

Mientras tanto camino - la calma es intolerable - hace calor y se siente la ansiedad en el aire. Conozco sus intensiones. Ella no es una novedad para mí. Busca penetrar mi nariz para continuar castigando mis órganos.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Incendio

El bosque se prende fuego, justo cuando estoy levantando el equipaje, justo cuando he decidido partir.

Los troncos de los árboles caen detras mío, incendiados, incendiarios. Las hojas se dejan trepar por las llamas y rápidamente abrazan mis talones, queriendo comer mis piernas, derretirme la piel, intentando que perezca dentro de la atmósfera viciada de una vida que fue, pero que ya no es.

He decidido partir, el equipaje que cargo no va en valijas, solo en mi alma.

Delante mío otros bosques se abren, aún oscuros e inciertos, pero invitantemente tentadores.

Respiro, camino, no veo hacia atrás

lunes, 9 de noviembre de 2009

Piel

Perdí la piel, la cambié.

Estuve un tiempo arrastrándome, como cualquier serpiente, entre las ramas caídas, sobre el pasto mojado, sobre el barro frío, en el suelo del bosque húmedo, oscuro, pero tan mío.

Me escondí detrás de los árboles, derrapé en cuevas profundas, me encerré en agujeros que no lo eran tanto. No quise mostrarme, creo que por la verguenza que me daba el saberme desnuda, sin piel.

El bosque me muestra una salida, veo otros bosques más allá, desconocidos, tentadores... Respiro, pienso un momento y me miro a mi misma: mi nueva piel ya no me camufla en este ambiente... Creo que es hora de partir.

martes, 20 de octubre de 2009

Densidad

El pasto ha crecido en el bosque, yo sigo acostada, una densa capa de musgo, plantas verdes, otras no tanto, hiedras, flores salvajes, ramas y rocío, sobre todo rocío, me cubren.

Nunca hubiera creído en la espesura del rocío, su consistencia me ahoga. Muero y no me siento morir. Agonizo y disfruto la agonía.

Pensé que estaba encerrada en el bosque. Pensé que de acá no podría salir.

Me doy cuenta, recién ahora, que hay otros claustros dentro de mi propio cautiverio.

jueves, 8 de octubre de 2009

Pájaros que no vuelan

Recostada en el bosque, desde donde escribo estas líneas, he descubierto que poseo algunas certezas:

Mi vida ha sido una susceción de sueños y, viviendo unas líneas que Borges me prestara puedo decir que, en el sueño del hombre que soñaba, he despertado.

Y sigo despertando.

Despierto a un mundo polaroid, en el que hoy vivo y me niego a abandonar.

Despierto en universos que conozco y en otros que sé, jamás habitaré.

Despierto en vos.

Despierto en una muerte estética y me pregunto: por qué si soy un pájaro, no puedo volar.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Fluidos

Mis dedos se niegan a eyacular palabras.

Mi garganta se anuda con cientos de textos que no pueden ver la luz, pero produce, en cambio, un reflujo con sabor amargo que se convierte en una masa densa que se pudre adentro mío y, ni aunque entierre los dedos en la profundidad de mi boca, va a dejarse vomitar sobre las hojas.

Mis ojos ya no lloran letras.

Solo párrafos cortos y truncos, como abortos, eligen, deformes, poblar espacios efímeros como este.

viernes, 25 de septiembre de 2009

A mí

Vienen a mi las imágenes de una vida que no sé si existió. Llegan por millones.

No sé si sueño o sólo es una vigilia ilusoria la que me envuelve en el bosque.

Hace días que estoy tendida en el pasto espeso. El rocío me envuelve, pero extrañamente no me humedece ni me enfría.

Mi piel se mantiene templada, cálida ¿será el efecto del líquido aminiótico?

No entra la luz. Los árboles densamente fronodosos, no la dejan pasar. Sin embargo todo es tan claro y brillante acá adentro.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Internada

Perdida en el bosque aún no puedo salir, el recuerdo de otra vida me atrapó. Respiro sus días y sus noches, te respiro a vos.

Busco entre mis fantasmas alguno que se te parezca. Aún no tengo suerte, no te encuentro.

No me apuro, es que el líquido aminiótico acá dentro es tan placentero que no sé si algún día pueda obligarme a escapar.

Afuera del bosque la vida pasa. Lo sé. Nadie me lo ha dicho, pero yo lo sé.

lunes, 21 de septiembre de 2009

En el bosque

Porque lo tuve y ya no lo tengo.

Porque lo recuerdo y lo añoro me lleno de nostalgia y en eso estoy cuando me alieno.

Las cosas dejan de ser lo que tienen que ser: otra vez me pierdo en el bosque.

El bosque está lleno de criaturas y de recuerdos. Está lleno de vos, está lleno de él y de nosotros.

Por su encapsulada atmósfera se filtra todo lo que alguna vez fue y ya no es.

Y como en un útero, ahí viviría por siempre.

Aunque eso ya no sea vivir, sino dejarse morir.

jueves, 27 de agosto de 2009

domingo, 16 de agosto de 2009

Conjuros universales - Parte II

Leí en una tarjeta: tantos mundos, tantos siglos, tanta gente y coincidir.

Me acordé de mis amigos.

sábado, 15 de agosto de 2009

La conexión de Alicia al país de las maravillas



















Fuente: http://www.booooooom.com/wp-content/uploads/2009/02/record_factoryhttp://www.booooooom.com/wp-content/uploads/2009/02/record_factory_sleeve_06.jpg_sleeve_06.jpg

viernes, 14 de agosto de 2009

Conjuros universales - Parte I

Existen esos días, no son muchos, en los que nos levantamos y tenemos suerte, mucha suerte, tanta, que lo inesperado pasa. Son días increíbles que pueden cambiar el curso de nuestras vidas, o simplemente marcarlas, como si una marca de esas fuera un hecho simple, vaya contradicción.

Tuve unos cuantos de estos días, no sé si llamarme afortunada, pero sí podría mencionarlos a todos, incluyendo las inexplicables sensaciones que sentí luego de haber vivido estos momentos.

No recuerdo, sin embargo, haber presenciado o haber sido parte de este tipo de momentos en la vida de otros. Hoy, sin embargo, fue mi primera experiencia.

Me di cuenta de esto cuando vi su cara. Ella estaba sentada frente a mi, yo dije algo, expresé, en realidad, una decisión tomada y su mirada se iluminó.

Hacía rato que no tenía un empleo y los que había tenido últimamente habían sido todos temporales. Hoy había venido a la primera entrevista y hoy también se iba con el trabajo. Entiendo su sorpresa, pero la entiendo ahora, después de recordar su rostro y la sonrisa que de repente se dibujó en su cara. Ella la contuvo de inmediato, pero no fue lo suficientemente rápida como para que yo no la notara, para que no me impactara profundamente.

Su gesto repentino me relató, como una crónica, la angustia de la búsqueda, los problemas que se fueron sumando unos a otros, el ir de un lado al otro sin conseguir un trabajo que le asegurara algo de tranquilidad, las deudas que ya se iban acumulando y no se podían sostener, la desesperación ante la falta de salidas y los conflictos familiares, provocados por sus nervios y la angustia. También en el gesto, aunque fugaz, se reflejó el alivio, fue como un suspiro, pero expresado en la sonrisa, fue como un suspiro pero transmitido por el brillo de la mirada y por un nuevo color en las mejillas.

Ella empieza el lunes. Ella volvió a su casa feliz. Yo agradezco haber visto su gesto y haber sido partícipe de su momento.

viernes, 7 de agosto de 2009

En el camino
















El desierto no es una amenaza.
















Tampoco lo es el muro que empeñosamente estás construyendo.
















Ni aquellos alambrados, que hace tiempo tejiste.

















Ni los reflectores que montaste para hacerme sentir sutilmente, con esa luz asesina, que vivo en una prisión y que no tengo derecho a escapar.

















Igual lo seguiré intentando, aún cuando vea con dolor, la huella de los que ya quedaron en el camino.

jueves, 6 de agosto de 2009

Por La Rumorosa

Yendo por La Rumorosa, aún no adormecida por el arrullo que en una época del año le proporcionan los vientos de Santana, veo el muro, esa emulación de lo que alguna vez fue el de Berlín y pienso en el poco valor que tiene la vida humana.

Pienso que los de acá no se pueden mezclar con los de allá (será la lepra, será lo locura, será el comunismo, o vaya a saber cuál es la estigmatización que elegimos imponernos para dividirnos), y pienso, pienso que los pájaros y las ardillas pueden cruzar, pero los humanos no, a menos, claro, que un coyote, otro animal, los guíe.

La vida no vale nada. El desierto no fue lo suficientemente amenazador, por eso ahora levantamos este muro, para que quede claro que no nos podemos mezclar, porque es así, porque los animales no tienen casta, pero los humanos sí.



martes, 21 de julio de 2009

Expertos en intoxicación visual

Quizá cuando menos lo esperaba, cuando mi día en Guadalajara estaba terminando, apareció. Pensé que no tendría historia, pero me equivocaba.

Sentada en la sala de espera de la puerta de embarque, observando la habilidad con que una mujer, ubicada en el asiento frente a mí, manejaba un espejo de mano y se pintaba la cara (yo nunca pude hacerlo), levanté la vista y vi ese ventanal pintado con una frase que bien podía haber estado en la pared de una iglesia evangelista o en la tapa de un libro de autoayuda: 'vivir es increíble' decía.

Yo sé que vivir es increíble, lo que no entiendo es la necesidad de pintarlo en la ventana de un aeropuerto moderno y además adornarlo con gaviotas y un sol.

La respuesta, sin embargo, llegaría más tarde y de la manera menos pensada.

En el momento, no pude menos que arriesgar algunas hipótesis para este interrogante:

- El índice de accidentes aéreos para aquellos vuelos que parten de Guadalajara es elevado (chequearé esta información luego, si es que llego a destino) y entonces necesitan recordarte, antes de embarcar, lo increíble que es vivir.

- La gente en Guadalajara es triste.

- El aeropuerto fue desarrollado por un grupo evangelista o algún gurú de la auto-ayuda.

- El director del aeropuerto tiene mal gusto.

- Aplicando políticas de responsabilidad social corporativa o participación ciudadana, invitaron a los chiquitos de una escuela a decorar ese ventanal.

- Remodelaron el aeropuerto y le dejaron el detalle, reflejo de cierta cursilería latinoamericana de los años ochenta.

- Ninguna de las anteriores o todas juntas.

Habiendo enumerado las opciones que se me ocurrieron, decidí pararme para sacarle una foto e ilustrar esta entrada para mi blog, sin embargo, muy respetuosamente un oficial me comentó que no podía tomar fotos, ni videos en el aeropuerto.

Frustrada regresé a mi asiento, pero el hombre sentado detrás mío, me recomendó involuntariamente, con cada uno de sus bostezos orgásmicos, que me levantara y siguiera caminando.

Como el vuelo se había retrasado, mi caminata, en busca de respuestas, entre las salas de embarque, se prolongó lo suficiente.

Interrogué a varias personas, trabajadores en ese aeropuerto, para que me comentaran sobre la pintura, la frase escrita en esa ventana, nadie sabía nada.

Desilusionada, paré en un negocio de libros y compré una revista Foreign Affairs para entretenerme, y cuando estaba pagando el vendedor me dijo: 'página 24' y luego desapareció detrás de una puerta del local.

En la página 24 había una hoja escrita a mano que decía, baño de mujeres, tercer compartimento, en 5 minutos. Hacia allí me dirigí.

El baño estaba vacío, y lo mismo el tercer compartimento, entré, cerré la puerta, y tan pronto como puse la traba, alguien deslizó un sobre por debajo. En el interior había un folleto, hecho con fotocopias. La tapa decía, 'Congratulaciones usted ha sido intoxicado visualmente', lo firmaban: Ejército de mexicanos de este y aquel lado del Río Grande.

Adentro del ejemplar había antídotos para desintoxicarse y recetas para convertirse en intoxicador. Podría comentar el contenido en detalle, pero acaban de anunciar que debo embarcar.

Quizá en otra oportunidad, quizá desde otro aeropuerto.




Espera

Estaré en Guadalajara en unas horas y me pregunto que historia me estará esperando.

lunes, 20 de julio de 2009

Contado de corrido >>> De Culiacán a Arizona

Pasteur fue como Colón, se murió sin saber lo que había descubierto, porque el virus de la rabia lo podemos ver hoy, que existe el microscopio, pero el tipo, qué grande, no supo el mounstro que venció.

Igual la lepra, cuántos años estuvimos para poder aislar el bacilo de la lepra, porque no lo podíamos cultivar en nada y después vimos que podíamos cultivarlo en el armadillo y recién ahí lo aislamos, por eso Culiacán tiene tanta lepra, es una ciudad leprógena, bueno, armadillos son los que sobran.

Esto lo comentaba el otro día con el doctor este que vive acá en la rotonda, donde está la fábrica esta que quebró, mirá lo que usamos de referencia, ojalá usáramos otra cosa, pero bueno, así esta la economía y las fábricas quiebran, todos los días cierra una, en el mundo digo, no voy a decir que solamente en Culiacán, pero la cosa está complicada para todos, si acá en la sierra, cuando la cosecha de amapola va bien, los campesinos le llevan las mañanitas a la virgen en agradecimiento, claro hombre, con mariachis y todo.

Y sí, es droga lo que cultivan, pero qué linda flor la de la amapola, antes de que los gringos nos pidieran que cultiváramos amapola, para dársela como estimulante, quizá sedante, que sé yo, a los soldados en la guerra, nosotros teníamos amapolas en los jardines, hermosas las flores, ahora ya no podemos, está prohibido, aunque prohibido no hay nada, porque sabemos que se cultiva, y dejame que te diga, si algún día no llegaras a encontrar dólares en los bancos y tuvieras una urgencia, sin dudarlo, date una vuelta por Culiacán, en esta calle, la del mercado, donde está la terminal de los autobuses que vienen de la sierra, ahí te cambian.

Claro, porque la gente dónde va a dejar los dólares de la cosecha, imaginate que no los puede cambiar en los bancos, entonces hay así como esta calle, la policía hace la vista gorda, donde se cambian los dólares que bajan de las sierras.

Y sí hombre, esperame tantito que me agarro un vaso con agua, es que se me seca la boca, por dónde iba, ah, sí, es que la vida en esta ciudad es dura, de repente, ese que fue compañero tuyo en el colegio, una mañana cualquiera aparece en las noticias porque lo acribillaron en una esquina, porque resulta que era narco.

El otro día mataron a un amigo que hizo conmigo la primaria, el tipo se confió, iba manejando de un pueblo a otro, creo que iba de acá de Culiacán para Los Mochis, ya ni me acuerdo, salió en todos los diarios, la cosa es que paró en la ruta, va lo pararon unos judiciales, unos que él conocía, por eso digo que se confió, y lo acribillaron, es que a estos judiciales los había comprado otra banda de narcos.

Entonces la gente, entre la pobreza y la violencia a veces se cansa y se quiere ir a vivir a Estados Unidos y esa es otra historia, porque no todos llegan, algunos quedan ahí secos en el desierto, pero otros se encomiendan a Jesús Malverde, que ahora también se le conoce como el Santo de los Narcos. Malverde era como un Robin Hood mexicano viste y ahí donde murió le hicieron una capillita, pero como diz que te concede las cosas difíciles, tons ahí va la gente a pedirle que les limpie el camino y algunos se ve que cruzan la frontera eh, digo, pasan del otro lado, porque lo ves en las placas de agardecimiento que le dejan a este Malverde.

En fin, ve, yo me tengo que ir ahorita, pero porque no te das una vuelta más tarde y seguimos conversando, ahí te dejo unos lee chees para que comas, es una fruta exótica, no me acuerdo quien fue que la trajo a Sinaloa, es china, pero ahora crece acá, como las amapolas, es que somos un granero, esta tierra está fértil, fértil, fértil.... Y yo ya no sé, no me puedo poner de acuerdo conmigo mismo, sobre si eso es una bendición o un castigo.
















^ Dólares color amapola / Brown sugar
















^ Jesús Malverde / la capilla
















^ Jesús Malverde, la Santa Muerte, San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe. Hay más, no los reconozco.
















^ Con el coyote no hay aduana

martes, 14 de julio de 2009

miércoles, 8 de julio de 2009

Ansiedades del futuro, memorias del pasado y la corrupción del hoy

Lo lavo, lo enjuago, lo seco y hasta le pongo talco. Trato de cuidar el hoy, pero las memorias del pasado lo quieren corromper, pero mi experiencia lo quiere corromper.

El sueño de un futuro que no llegó y nunca llegará y por ende no existe, le flota alrededor. Una prostituta encantadora, difusa entre las sombras de un callejón conocido, se desnuda delante suyo y promete universos vastos en un mañana que no está aquí, que nunca estará. Su lengua sabe a vino, sus piernas son suaves, su corazón inmenso y su vientre fértil ¿cómo no seguirla? En el silencio de la noche, se ollen sus susurros.

La prostituta es hábil y la comodidad de los ayeres también lo es (aunque no por ello exprese felicidad) En un segundo de descuido ambos aparecen, intermitentemente, primero la una y después la otra, me dispersan ¿me seducen? y mi hoy se corrompe, fácil muy facilmente.

Es entonces que me acuerdo de Nietzsche y de alguna recomendación que me diera una vez, sobre vivir los días desde la inocencia de los niños (sin memorias de pasados, sin ansiedades de futuros). Lo intento, lo he venido intentado últimamente, debo ser franca.

Esto último me hace pensar que hay mucha sabiduría compartida entre los nihilistas, los existencialistas y los orientales. Hacen contacto en un lugar, pero inmediatamente se repelen. No es el punto, sin embargo, pues esa dispersión no es la que me ocupa hoy.

miércoles, 24 de junio de 2009

martes, 23 de junio de 2009

Aeropuerto

Espero. Estoy (no hablo del futuro, que nunca existió, que sólo es una sucesión de presentes)

Espero. Estoy (no hablo de vos, que sos pasado y que si existís, es en alguna que otra memoria modificada por mi presente)

Espero. Estoy (una vez más un aeropuerto aguanta mi cuerpo. Una vez más un aeropuerto alberga las plagas, las drogas, las almas, los cielos, los infiernos. Una vez más aquí confluyen nuestros universos, quizá por única vez)

Espero. Estoy (sólo eso)

lunes, 22 de junio de 2009

Irrealidades

La muerte, la distancia, el pasado, las alabanzas, el futuro, tus ojos, los profetas de lodo, los aplausos, mi mente y la vaca, que nunca estuvo ahí

lunes, 15 de junio de 2009

Mis manos no

Cuenta que tuvo una infancia pobre. En ese entonces vivía en una casa de cartón, de un solo cuarto, junto a sus papás y a sus dos hermanos.

Repite hasta el cansancio, con lágrimas en los ojos, que su niñez fue la mejor, la más feliz, ¿por qué?, por el amor inmenso que le dieron sus padres.

Si uno le pregunta por sus sueños, ella responde que quisiera comprarle a sus papás una casa más linda, "no lujosa", aclara, sino cómoda.

Tiene 30 años y una enfermedad que la postra en la cama, imposibilitándola a cosas tan básicas como ir al baño. "Sabés que feo que es que te tengan que hacer todo", las lágrimas ruedan por sus mejillas.

Mira hacia abajo, casi no puede continuar, pero respira y sigue.

Está en lista de espera para recibir un tratamiento de última generación, que el sistema de salud público no cubre a todos los que lo necesitan. Mientras tanto, los medicamentos que le recetan, fuertísimos, la horadan por dentro y por fuera: su hígado se ha agrandado cuatro veces, ya no puede tener hijos y su cuerpo se yaga de tanto en tanto. Todo le duele al punto de que no puede ni siquiera caminar, y nadie la puede rozar, porque el hecho de que alguien la roce, le hace sentir el más lacerante de los dolores.

Y como si la descripción anterior no fuera suficiente agrega que ya no recuerda como es no sentir dolor.

Tiene 30 años, estudió odontología, pero solo trabaja cuando su cuerpo no se inflama y puede moverse, cuando no tiene que ir al hospital a hacerse ver por su enfermedad o las otras cinco que han surgido luego, producto de la primera.

Cuenta, que mientras espera que le llegue ese tratamiento le pide a dios, cada día de su vida, con todas sus fuerzas (las que su alma aún conserva, su cuerpo ya las perdió), que sus manos no se le deformen, porque si se le deforman, no va a poder ejercer su carrera y comprarle a sus papás una casa algo más cómoda.

Llora, llora mucho y pide, ruega:"mis manos no"

viernes, 12 de junio de 2009

Antesala

Después de un año de alienarse, pero sin dejar de conducir noblemente su fagocitación, el ouroboro se halló a sí mismo.

Lo que vio en el proceso fue a veces triste y a veces no. Conoció muchos fondos, muchos pisos, muchos suelos, raspó sus uñas contra las paredes tratando de aferrarse a algo, pero no hubo piedra, ni rama, ni ser humano que le detuviera la caída y cuando creía que más abajo no podía ir, se daba cuenta de que el pozo era aún más profundo.

Se desesperó y la locura constituyó el peor de sus miedos. Claro, había disociado su ser en tantas partes que no encontraba la forma de llevar paz a su mente.

Después de un año, el ouroboro renació. Cree que renació. Las certezas son tan esquivas, que ni los personajes mitológicos pueden poseerlas.

Hoy se le nota cierta calma en el rostro, esa calma que ostentan los que han partido.

¿Será que cuando los seres consiguen elevarse espiritualmente se acercan a la muerte?

martes, 2 de junio de 2009

Fascinación acrónica en la plaza de la resistencia

















Memoria de hace un rato.
La plaza estaba vacía, había llovido. El cielo, gris, y las moles, habitadas, no emitían sonido, pero reservaban un espacio, sin saberlo, o quizá sí, pero en las profundidades de su inconsciente, para mi imaginación que, hiperactiva, hurgaba señales en las ventanas, deseosa de contruir sus historias, reinventarlas... y se angustiaba al mismo tiempo; es que la información era demasiada.

Memoría de hace cincuenta años. Hubiera querido acostarme en el medio del rectángulo de cemento que sirve de plaza, donde alguna vez hubo una masacre, o varias. Hubiera querido apretar los ojos fuertes, concentrarme y escuchar los sonidos del pasado, los corazones ardiendo, sentir el dolor de los que lucharon por un ideal. Quería entender por qué, donde alguna vez hubo pasión, ahora sólo hay silencio... Ni el eco ha sobrevivido en el lugar donde Cuauhtémoc resistió, en el lugar donde los estudiantes del 68 resistieron, en el lugar donde hoy sólo quedan las moles de cemento. Las voces del pasado ya han emprendido la retirada.

viernes, 22 de mayo de 2009

Historia de aparecidos
















He pasado años, una vida tal vez, buscando la vaca.

La única certeza que siempre he tenido acerca de ella fue, quizá, que nunca estuvo ahí, pero el otro día, prueba de que las cosas pasan cuando menos las esperamos, ella se manifestó a través de las nubes.

¿Se trata de una nueva señal? Sin dudas. Tendré que trabajar en su significado y concatenarlo al de mis sueños lúcidos y mis visualizaciones; esas que colman los minutos que acompañan mi peregrinaje, cada noche, a los brazos de Morfeo.

martes, 19 de mayo de 2009

lunes, 18 de mayo de 2009

Fin del periodo oscuro

Esta es la última vez que escribo sobre fondo oscuro. Termina acá la tristeza y su era gris.

Es probable, no lo tengo definido aún, que de ahora en adelante
escriba sobre fondo celeste, con letra negra(?)

"Es que algo siempre queda, o algo siempre hay" dijeron el yin y el yan mirando los puntitos de color opuesto que manchaban sus formas.



jueves, 14 de mayo de 2009

Uñas

Me comí las uñas.

¿Será que tengo que ver a la bestia?

¿Será que tengo que bajar al infierno esta noche?

El estómago se volvió piedra, las rodillas están negras de moretones, el alma no puede sacudirse tanto hollín que tiene pegado. El cerebro, inútil, solo se ata a pensamientos suvbersivos que se atrincheran en cloacas donde van a parar los deshechos que el miedo produjo durante años.

Y la bestia sigue ahí, hermosa, dulce y peligrosa.

Me comí las uñas, porque sé que ella quiere que baje a abrazarla, a acariciarla. Pero el miedo de verla me paraliza y me llena de ansiedad.

Ya no tengo uñas, pero el infierno sigue ahí, albergándola. Me pregunto: ¿la visitaré esta noche?

Y a vos, Ariadna, te imploro ¿me prestarías tu hilo? ¿Aún cuando yo no soy Teseo?

martes, 12 de mayo de 2009

Rodillas

Tengo las rodillas moradas de tanto caerme. Como cuando era chica y me caía de la bici (y me negaba a que alguien me enseñara, porque yo iba a aprender sola)

Ahora me sigo cayendo, pero no de la bici, del arte de vivir. Me caigo todo el tiempo y me machuco las rodillas y cuando pienso que aprendí y que ya no me voy a volver a caer, ahí estoy de nuevo, en el piso, y el estómago, encima, que ya no tiene fuerzas para ayudarme a levantar.

Ayer a la noche me caí y hoy a la manana me caí de nuevo. Ahora estoy de pie, bañada y vestida, lista para otro día, pero sigo en el piso, con otro machucón en las rodillas y el estómago deshecho.


Sent via BlackBerry from T-Mobile

jueves, 7 de mayo de 2009

Síntesis [Alma]





















Detail of Theseus and the Minotaur: The Labyrinth. Campana Cassone.


- ¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.
La casa de Asterión, Jorge Luis Borges

martes, 5 de mayo de 2009

sábado, 2 de mayo de 2009

Ayer II

Ayer bajé al infierno nuevamente. Ayer pude ver a la bestia. Ella me conmovió. Era hermosa, estaba despeinada, algo sucia, se ve que había estado jugando en el patio de su caverna, hasta seguro se habría caído, porque tenía las rodillas manchadas y raspadas.

Tenía ojos grandes, verdes, grises, azules ¿quién sabe? Los que la vieron antes que yo tampoco se ponen de acuerdo en el color. Sean del color que fueran, sus ojos eran tristes.

No había odio en ella, solo un miedo intenso. Ella estaba hecha de miedo. Sus huesos eran miedo, miedo era su sonrisa, miedo era su piel, miedo era esa mirada presente, pero siempre perdida, que en un punto me hizo acordar tanto a la mía.

Me senté frente a ella, quise tocarla, pero no se dejó. Y yo, por dentro, si ella hubiera sabido, que me moría de ganas de abrazarla.

La bestia era igual a mí cuando yo tenía nueve años.

Hoy sigo acá. Estamos sentadas frente a frente. Creo que entendió que no me voy a ir hasta que me deje acariciarla.

jueves, 30 de abril de 2009

Ayer

Ayer los teléfonos no sonaron en habitaciones vacías.

Ayer lloré como hacía mucho tiempo no pasaba, había visto lo que tan celosamente escondo desde hace 24 años, algo que me escondo, incluso, a mi misma. Ya había intentado, en otra oportunidad, abrir esa caja de pandora. Sin embargo, el contenido, más que aterrarme, me causó ese dolor insoportable con el que vivo hace años. No se trata de un dolor constante, tiene la periodicidad que acompaña a las cosas no resueltas. Carga esa latencia que desespera las almas e inquieta las mentes.

Ayer le vi la cara y lloré con sinceridad, un llanto reparador.

Ayer escribí esa carta hace 24 años pospuesta (?), quizá sean menos los años, no podría ponerme de acuerdo conmigo acerca de la cantidad.

Ayer vi las cosas más claramente, a pesar de tener los ojos empañados con el llanto.

Hoy son casi las cuatro de la madrugada y, mientras el sueño me esquiva, pienso en cuentos de Edgar Allan Poe. Pienso en su dolor y en su escritura impecable con la que buscó liberar su espíritu, como cuando escribió ese cuento que titula con mi nombre: Eleonora.

Pienso en la redención que al final del día todos buscamos. Y me pregunto ¿será que mi redención se da, tímida, pero no completamente, como un orgasmo inconcluso, cuando escribo? O ¿será que cuando escribo grito, como en realidad me gustaría hacer a veces, para desahogarme un poco?

miércoles, 29 de abril de 2009

A la deriva

Vivir a la deriva, pareciera ser éste el motivo intrínseco de mi existencia, pareciera ser ésta la verdad enquistada en mi alma... Y, cuando por fin parece que voy a echar las anclas, algo adentro mío se las ingenia para que esto no suceda. O la vida, que al final se muestra condescendiente conmigo, levanta mis velas y revoluciona los vientos. Sé que si decidiera ser honesta y enfrentar esta realidad debería cambiar mi trabajo por alguno más fiel a mi naturaleza.

He elaborado, luego de hacer una cuidadosa evaluación de las opciones, en una noche lluviosa, dominada una vez más por el insomnio y la introspección, la siguiente lista de trabajos que debería perseguir:

  1. Pirata (no voy a ocultar mi pasión por las películas de Errol Flynn)
  2. Mosquetero
  3. Trapecista en un circo ruso
  4. Robin Hood
  5. Viajero errante
  6. Tom Sawyer (marcó mi infancia, tampoco lo puedo evitar)
  7. Mercader
  8. Inspector Poirot
  9. Piloto de DHL

Et tout le reste est littérature, et colère.

martes, 28 de abril de 2009

El último bastión

Acorralada, a punto de plantar bandera, al borde de la capitulación -suspiro, continúo- retrotraída al último rincón de mi trinchera, me sumí en horas de sueño y porciones de torta de canela (aún cuando odio la canela y su olor), buscando una señal.

Podría haber hundido mi cabeza en el inodoro, agregándole shampoo al agua para que cuando tirara la cadena la tortura se intensificase por la picazón en los ojos (el shampoo todavía me hace arder los ojos, como cuando tenía 4 años y odiaba que me lavaran la cabeza) Podría haberme sumergido en un río de vino tinto o flotado en un universo sonoro, pero no.

Pensé, en cambio, en el delirio de los mundos que crea mi mente (algunos los escribo, otros los habito) y me di cuenta de que ya no había escapatoria (ni en inodoros, ni en ríos de vino, ni en universos sonoros, ni en el insomnio de la mente).

Estaba sitiada. Y, aún cuando me encontraba en esas horas de la noche en las que la capacidad de pensar se vuelve un elemento de tortura y conciliar el sueño se sabe será una empresa napoleónica, caí dormida.

Y en el sueño ¿lúcido? me di cuenta, que aunque ya me encontraba en el último bastión, todavía había, todavía hay, espacio para la resistencia.

jueves, 23 de abril de 2009

Disciplina

Quería escribir sobre disciplina y terminé escribiendo sobre alienación.

Cuando iba por el tercer párrafo me pregunté: ¿por qué la oscuridad brota con tanta facilidad de mi alma?

Estaba queriendo escribir sobre disciplina y las palabras oscuridad y alma se transformaron en manchas que poco a poco adquirieron forma en la pantalla, haciendo que el sentido que iba a tener un texto se trasformara en otro.

Borro los tres párrafos que había escrito y comienzo de nuevo, no sin notar, con amargura, cuando he alcanzado el cuarto párrafo, que el concepto de alienación recubre nuevamente cada una de mis palabras.

Entonces me detesto a mi misma por obvia. Ni siquiera necesitaba escribirlo, pues esta construcción, por si sola, hace rato se alejó de lo que postula su título para transformarse en un recorrido laberíntico por las avenidas de un cerebro que hace mucho se desconectó de mi cuerpo.

Quería escribir sobre disciplina, pero en realidad tendría que haber hablado de evasión.

Evasión a los quehaceres mayores como el de terminar de escribir esa novela que descansa al costado de mi cama.

¿Será evasión al dolor y al desgaste que ya experimenté que carga ese proceso de creación? ¿Es evasión o es cobardía?

Y ahí estoy de nuevo, girando en círculos. No como un ouroboro, más bien como un perro intentándose morder la cola.

lunes, 20 de abril de 2009

Sueños lúcidos que aparecen sin ser buscados

Tengo un ratón acorralado, juego, no lo lastimo, solo lo veo, lo doy vuelta, no dejo que se duerma.

No quiero que me olvide, pero ayer subió por la pared, la de la cabecera de mi cama y subió no sé adónde, porque yo estaba dormida y no lo vi desaparecer. Y eso que la pared no tiene huecos. Es una pared como cualquiera, empieza en el piso y termina en el techo.

Unos días antes de que el ratón se escapara soñé que me despertaba un ruido extraño. Era una paloma que estaba herida en un rincón de mi comedor.

No me gusta tocar a los pájaros, pero ella no se podía quedar en mi casa, así que junté fuerzas la agarré y la dejé del lado de afuera de la ventana. Entonces pasaron dos cosas: vino otra paloma más grande para alimentarla y vino un cuervo a comérsela. Le pedí a la paloma grande que la cuidara porque yo me tenía que ir. Sin embargo, por las dudas, tapé a ambas con una telita, para que las protegiera del cuervo.

Auto interpretación de mis sueños:

Ratón: aburrimiento, una vez más estoy llegando a ese punto de inflexión que el hastío solamente marca . Estas situaciones, en las que la vida pide con un grito desesperado girar abruptamente, están ocurriendo cada vez con mas frecuencia. ¿Estoy lista? Pareciera que siempre lo estoy, ya que no está en mi naturaleza medir las consecuencias.

Manipulación del ratón: manipulación del aburrimiento. Necesidad de extender por un poquito más el presente, porque sé que el fin es inminente. Es cómo querer prolongar el sabor un poco más, solo un pocó más... El futuro será una terapia de electro choque, una de las pocas certezas que mi experiencia, si es que vale de algo, me permite predecir.

Escape del ratón: ya no se puede retener el presente. El futuro está acá, no verlo sería provocar que la realidad caiga con todo su peso sobre mi espalda.

Falso hueco en la pared por el que huye el ratón: esa pieza estaba ahí, a punto de darme jaque mate, y yo no la vi.

Paloma herida: yo, pero podría ser también solo una paloma herida.

Cuervo intentando comerse a la paloma herida: no debo mirar documentales de PBS, no debo mirar documentales de PBS

Paloma grande alimentando a la paloma herida: creo que uno siempre halla consuelo para el alma, siempre hay un paño tibio para el corazón aún cuando uno siente que se congela, pero solo lo creo, no estoy segura.

Actitud de abandono de paloma herida: es hora de enfrentar el sufrimiento, dejar de evadirlo.

Tela para proteger a palomas de cuervos asesinos: no tiene precio, para todo lo demás, existe Mastercard.

miércoles, 15 de abril de 2009

Encuentro

He decidido bajar al infierno y enfrentar la bestia.

Me pregunto, mientras desciendo, si el calor abrazador me invitará a quedarme.

Me pregunto, ¿cuán sexy es la bestia y cuánto tiempo querré permancer a su lado? ¿Y qué pasará si solo el hecho de verla genera dolor? ¿Podré soportar mi estadía en el infierno?

Anoche rodeé la entrada de la caverna, vi su lengua de fuego que me invitaba a entrar, sentí la esencia irrestible de los aceites que usa para atraernos cuando estamos cerca, pero no entré. Me senté en la puerta. La bestia me observaba desde dentro, con sus ojos encendidos y cautivantes, yo la observaba desde fuera, con mi mirada tímida, cargada de curiosidad.

Quizá esta noche me anime a entrar, quizá esta noche, me anime a besarla.

martes, 14 de abril de 2009

La resistencia del cuerpo

Dolor. La garganta se incendia, el estómago se retuerce, "una vuelta más", dice, "para probar que realmente estás viva. ¿Duele? entonces estás viva, pero ¿estás segura que dolió suficiente?" y ahí va de nuevo, el cuerpo contra uno, ¿o es uno contra el cuerpo? ¿Y quién es uno?, ¿uno es la mente? Manía occidental la de separar el cuerpo de la mente.

Y entonces llega la noche y la conciencia se hace puñal y nos acribilla contra la cama y nos muestra un océano negro frente a nosotros, es azul, pero lo vemos negro, porque se confunde con la oscuridad cerrada del cielo.

Y hoy las estrellas no salieron. Y hoy una nube tapó a la luna. No hay luz... Solo vos, la noche, ese mar que hay que atravesar.... Del otro lado brilla el sol, del otro lado hay mañana, es una certeza que tenemos, pero qué importa, si en esta costa recién ha anochecido.

La vigilia es la respuesta obvia, el imsomnio la salida fácil, el temor al sueño es más grande, la angustia que traerá encerrada la liberación de nuestro inconsciente, una carga demasiado pesada para el alma, pero el cuerpo, el cuerpo resistirá, un poco más, un poco más.

Otra noche sin dormir.

viernes, 3 de abril de 2009

miércoles, 1 de abril de 2009

El problema es pensar

Me acaban de decir, de escribir, que pensar es una maldición.

Concuerdo hasta la locura con ello.

A veces me pregunto porque no habré nacido lavarropas. A veces me juzgo por no haberme ocupado, durante el tiempo ya vivido, de construir un pensamiento lineal, sin caminos alternativos.

A veces me pregunto porque no me atuve a ciertos dogmas, porque no adherí a ciertas doctrinas.

Es mucho más fácil digerir el mundo cuando ya viene masticado.

Escribo esto y sé que no tiene sentido juzgar lo que no pasó, soñar con lo que pudo haber sido, porque de qué sirve construir realidades con los fragmentos del vaso roto del pasado.

lunes, 30 de marzo de 2009

Lunes

Pienso en lo que vendrá.

Este lunes trajo consigo ansias por el futuro.

Tengo que vivir este segundo, me insisto a mi misma, pero éste se me escapa inmediatamente después por la presión que ejerce la miseria de la modernidad: la incapacidad de percibir el ahora. La evasión constante del momento. La deserción del presente.

El problema, concluyo, es pensar.

jueves, 26 de marzo de 2009

Estómago

Está vivo, lo sé.

Tiene su propio cerebro, o capta, por un sistema no descubierto aún, impulsos nerviosos del mundo exterior. De él se nutre. Gracias a él vive. Por él me tortura. Siento dolor.

Se convulsiona adentro mío. Espástico desprende un ácido que inunda el resto de mis órganos, los pudre, los seca, los hace desaparecer. Como un monarca loco y desquiciado, tirano, solo quiere preservarse a él mismo. Preso en su locura ha emprendido esta batalla adentro mío.

Mis lágrimas son la única manifestación de la odisea épica, que sin armas ni caballos, mi estómago libra contra el resto de mis órganos.

Momento. Ahora lo comprendo, él ha dominado mi cerebro. Es mi cerebro quien está proveyéndole el músculo con el que se fortalece para la batalla, la batalla con la que me ha secado el cuerpo.

Puedo escribir porque el cerebro todavía funciona, pero entonces mis dedos, mis dedos, ¿por qué se mueven? Si es mi estómago el que ha dominado todo. ¿Por qué mis dedos se empeñan en contar la historia? ¿Se han fortalecido a escondidas y están planeando un golpe de estado?

No. Y es claro porque no. Mi estómago dicta estas líneas. Él quiere que se conozca su enorme proeza conquistadora.

Sólo él latirá adentro mío cuando no haya corazón, sólo él reirá en mi interior cuando el alma me haya abandonado, debilitada, por una lucha que nunca se imaginó que iba a librar.

Él esta vivo. Yo estoy muerta

lunes, 16 de marzo de 2009

Vacuidad

Lunes. Estoy vacía. No tengo órganos, solo piel y huesos. Vacía.

Si intentara arrojarme al suelo con furia para estallar en mil pedazos, solo haría un ruido seco, porque adentro no hay nada.

¿Ni siquiera sangre? Ni siquiera sangre. Solo el caparazón fosilisado que protege la nada. Noble tarea, sin embargo, la de proteger la nada. Así es, aunque dejame que lo dude un ratito ¿noble? ¿te parece? quizá sea algo imbécil. Entonces ¿no habrá ríos de sangre bordó cuando estalles? No, y además ¿quién te dijo que mi sangre era bordó? digo era, porque ya no hay nada adentro. La sangre de todos es bordó. Eso no es cierto, yo una vez conocí a alguien que tenía sangre color gelatina. Gelatina no es un color. Para mi sí lo es. Bueno. Sí, bueno, igual solo te quiero decir, para terminar, que no va a haber ríos de sangre. Eso ya me lo habías dicho. Solo habrá ríos de nada. Ríos de nada.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Pienso

Como, trago ansiedad y se me atora en la garganta. Digo, se me atora en la garganta poque ahí es donde siento una pelota, un nudo, algo que se niega a ser digerido.

Como, trago ansiedad y mientras la como o la tragro y me atoro pienso en la bulimia. ¿Habrá receta para vomitar los parásitos que nos pudren?

Mientras la ansiedad se amotina en mi garganta, armando barricadas, resistiendo, impidiéndome respirar pienso:

Pienso que hay un país que no fue descubierto, que se le escapa a los satélites, que los descubridores nunca lo han alcanzado, que le fue caprichoso a los exploradores y que está esperando que yo lo conquiste.

Pienso en todos los puertos de este mundo, en la niebla de madrugada y en las nostalgias (saudades) que allí dejaron los que partieron. Las ilusiones de los que llegaron nunca perduran, en cambio.

Ya no llega oxígeno a mi cerebro, no circula por mi cuerpo, es ese muro que se enquista en mi garganta otra vez. Ya no pienso.

martes, 3 de marzo de 2009

Angustia

De nuevo con ganas de vomitar todo lo que adentro mio tiene capacidad de sentir. Pero, al mismo tiempo, algo adentro mio se niega a dar ese paso hacia la bulimia de las sensaciones.

Estoy, siento que estoy desarrollando este estado en el que puedo vivir la angustia como vivo la felicidad.

No trato de escaparme de la pena, del dolor, de la pesadez. Solo la vivo. Y la sensación es tan pero tan rara.... una nueva experiencia.

Es como si te le pararas de frente, la vieras cara a cara, la sintieras en todas sus dimensiones, sin buscar evasiones. No, no, ahí estamos las miserias y yo, viviéndonos.

lunes, 2 de marzo de 2009

Ausencias (en mi casa)

Reflexioné sobre las cosas que no están, que nunca estuvieron, como la vaca, que nunca estuvo ahí.

Vi mi sillón y vi a Tim Burton, que nunca se sentó en él.

La salida al océano de Bolivia estaba pintada en un cuadro que colgaba sobre una pared que nunca fue levantada.

Miré mi cocina y sentí el olor de un pescado que nunca fue horneado (que nunca será).

De mi dormitorio al comedor circulaba, en puntitas de pie, una compañía de ballet ruso que se desintegró en 1934.

Entre mis libros encontré esa novela que aún no escribí y una traducción a una lengua olvidada de mis obras completas (Suena a muerte pensar en obras completas), mientras, un tocadiscos que se rompió en la década del 70’, hacía sonar incesante la música de una película muda.

Busqué apartar mi mente de tanta imagen. Me paré, entonces, en la puerta del baño, donde descubrí a un Emilio Salgari desvelado, escribiendo, acostado en mi bañadera, una nueva historia de Sandokan. Su imagen no se reflejaba en la mampara, era la cruz del sur la que se dejaba ver como estigma en el vidrio.

Cansada me acosté en mi cama pensando en ese Aleph que Borges me había regalado la noche anterior ´lo dejo en tu biblioteca’ me dijo el viejo y se marchó.

Soñé la geografía de Persia.

jueves, 19 de febrero de 2009

No estoy

Respiro, aún respiro. El pelo se cae, me quedo calva , mientras, mis dedos escriben, mientras, respiro.

Pierdo la piel de la cabeza; el cráneo se hace polvo después, inmediatamente después.

Mientras, sigo escribiendo. Y me pregunto, ¿qué pasará cuando el cerebro se diluya?, por acción de los solventes que siento en el aire, y los siento porque aún respiro. Y me vuelvo a preguntar, entonces, ¿podré seguir escribiendo?

Pero entonces siento que la cara se desdibuja, que los ojos se caen y mis labios pierden el volumen, se secan, como se secan los viejos. Ya no tengo nariz, pero respiro. Y pienso, si esto pasa sin tener nariz, cuando le llegue el turno a mis dedos, ¿aún voy a poder seguir escribiendo?.

Es raro, no siento ansiedad, la que debería sentir a la altura de la garganta o en el medio del pecho ¿será que estas partes de mi cuerpo, también se han ido? Es que ya no veo que es lo que pasa, pero lo imagino, lo imagino mientras escribo y respiro.

Se desgrana mi panza, mis caderas caen como dos ruedas que derepente se desprenden de un auto. Mis pies absorben mis piernas, las chupan, se las comen, con hueso y todo, no dejan rastro, acá no hay espina de pescado en el plato, todo lo que alguna vez me sostuvo mis pies lo han fagocitado.

Pero yo respiro y escribo, es quizá la fuerza intacta que aún conserva mi respiración la que mueve el teclado. Porque las manos y los brazos ya me abandonaron, pero no recuerdo en qué momento.

Y los pies, a los pies se los tragó la tierra.

Pero estoy tranquila, no siento ansiedad, no siento dolor, solo disfruto el ritmo de mi respiración y de las palabras que una a una manchan el espacio vacío que fuera destinado para ellas.

Respiro, escribo. Es jueves.

miércoles, 11 de febrero de 2009

martes, 10 de febrero de 2009

Solidaridad

Amiga, a vos que escribiste que hoy sentís que te estás yendo en picada te pregunto: ¿ayudará si me hundo con vos?

Se me ocurrió que quizá en el camino hacia el submundo una historia compartida provoque una risa, quizá esa risa desafíe la puta ley de gravedad que está haciendo que nuestras almas pesadas no paren de caer.

Y, a pesar de que me desespero cada día por aferrarme a algo, cualquier cosa, que no me deje venirme a pique, si sé que estás cayendo, hoy, hoy caería con vos.

Todavía apuesto a que la risa nos eleve.

sábado, 7 de febrero de 2009

Reflexión de sábado al mediodía

La mierda puede adoptar diferentes texturas, colores y olores, pero al final del día se sigue llamando mierda.

Al final del día, seguiremos nadando en ella.

A veces pienso ¿qué me sostiene? cuando sé, con una de esas pocas certezas que me invaden, que no soy yo la que me estoy sosteniendo.

Tengo que ponerme a trabajar y lo único que hago es vomitar historias. Vomito estatus en facebook, cuento mini historias en twitter, escribo este blog, pienso en como darle el final a mi novela. Pienso, también, en que debería comerme un helado de chocolate.

Y eso, todo eso, me hace bien. Siempre me gustó escribir, pero nunca pensé que fuera a ser la escalera hacia afuera de este pozo, nunca pensé que fuera un ancla tan potente, para este barco que desde hace rato, se agita en un océano desconocido (¿desconocido?), nunca pensé que fuera la medianera en la que estoy parada, juntando fuerzas para saltar del otro lado.

jueves, 5 de febrero de 2009

Sobre el sueño lúcido y cómo alcanzarlo

La imagen en internet del anuncio de una película. Creo que era una película sobre Argentina. El anuncio era algo vintage. Había en el poster de la película la imagen de una mujer como de los 60s, principio de los 60s, una mujer argentina. La imagen de esta mujer estaba sobre un fondo celeste, como si la foto hubiera sido tomada durante el día. Esto lo digo para poner en contexto.
Me dije a mi misma, voy a ver esta película. No pasó demasiado tiempo, en los sueños nunca pasa demasiado tiempo y me encontré dentro de la película. Viviéndola.

(Extrañaba soñar. Hacía mucho que no soñaba. Quería soñar)

Estaba parada en la orilla de un bosque, este bosque tenía orilla, no literalmente, pero así lo sentí yo y así lo escribo, es como cuando una cosa termina y comienza inmediatamente otra, como si tuviera un límite tan definido que uno puede decir, acá termina la arena, acá empieza el agua, por lo tanto esta es la orilla. Así sentí yo entonces al bosque. En su orilla había una casa grande, era otoño, era de noche.

Inmediatamente después, me encontré caminando por el bosque. Yo iba con alguien más. Conocido. Pero no sé con quién. Un segundo después, iba adentro de un micro que circulaba a toda velocidad por ese camino. Camino adentro del bosque oscuro. El micro lo conducía un personaje maléfico, terrorífico. Era el personaje malo de una de mis novelas. Una mujer grande, hermosa, sensual, mala. El micro blanco, perseguía a una combi blanca. Vi la cara de la mujer, estaba endemoniada, quería matar a quienes iban dentro de la combi. Decía palabras horribles, que no entendí pero que sabía que hablaban de asesinar a los de la combi.

Inmediatamente después, yo iba adentro de la combi, con alguien más, un hombre, conocido, pero no puedo decir quién era. Era una presencia que iba al lado mío, pero sin rostro. Me di cuenta, que los perseguidos éramos nosotros. Era a nosotros a quienes mi personaje quería matar. Teníamos pánico. Gritábamos.

La van de repente se salió del camino y nosotros bajamos de ella, intactos, perfectos, sin despeinarnos y vimos al micro seguir derecho. La vimos a ella gritar toda su ira, por no haber podido asesinarnos. Despeinada, transpirada. Con el vestido negro que solía usar en mi novela.
Pero nosotros ya estábamos fuera de su alcance, contemplábamos la situación como si fuera una película la que estábamos mirando.

Ahora, que tuve el sueño lúcido, solo me resta buscar las respuestas dentro de él. Me toca el análisis y la interpretación, pero ya me siento más tranquila.

Detrás de escena: para llegar al sueño lúcido probé varias cosas que no viene al caso mencionar en acá, porque sería demasiado largo, sin embargo voy a comentar que es lo que sí me resultó. Comí un whoper doble de Burger King (The new angry whopper) He aquí la receta. La comparto para aquellas almas que aún penan por un sueño lúcido.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Sobre la ausencia de sueños lúcidos y la presencia de certezas que intentan llenar sus huecos

Estuve toda la semana pasada buscando algún sueño lúcido que me trajera las respuestas que no consigo encontrar durante el día. Soñé todas las veces que me propuse soñar. Ninguno de esos sueños, sin embargo, fue lúcido. Soñé violencia y soñé tristeza. Soñé la nada. Soñé las tres cosas mezcladas. Pero nada fue lúcido.

Me habían dicho que si uno se concentra y antes de dormirse hace una pregunta, para la que quiere conocer la respuesta, ésta se presenta en los sueños.

(Esto porque ya había intentado buscar respuestas durante la vigilia -sin éxito alguno-)

Las respuestas nunca llegaron, ni despierta, ni dormida. Sólo se presentaron algunas certezas:
  • No sé cortar tomates. No quiero aprender a cortarlos. Disfruto el hecho de no saber cortarlos.
  • Los tomates, la literatura y las películas francesas me sustraen de la realidad.
  • Es muy difícil conseguir un sueño lúcido.

martes, 3 de febrero de 2009

Hoy busco

Esa aceituna negra de la que me hablo Javi. Tener un sueño Lúcido. Llamarme Olga. Que Gregory no me visite. Escribir. Pintar un pez. Dibujar un Pájaro. Colgar los dibujos en mi baño.

También busco que la angustia se vaya. Sufrir el abandono de ciertos fantasmas.

Saber cuál es la fecha de vencimiento de los huevos.

Escribir.

lunes, 2 de febrero de 2009

Lo que amo

Las aceitunas, la mostaza de Dijon, el chocolate, el queso, las almendras, los tomates disecados, el vino tinto, el helado, el fuet, la salsa de rosas, los chiles en nogada, la sopa de cebolla, los tostados de jamón y queso, la coca zero (solía amar la coca light)

Mis amigos, la literatura, el sol en invierno, la lluvia en verano.

Haber descubierto que no soy ni de allá ni de acá y sentirme al mismo tiempo de acá y de allá.

Mi familia.

Los mundos que conocí y la ansiedad que me despiertan los que aún no conozco. Sentir. El recuerdo de mi papá.

La palabra zapatos. Las historietas. La música. El cine. Saber que la vaca nunca estuvo ahí. Tanzania. Caminar. El color azul.

La Tierra, aunque me empeño en vivir fuera de ella. Las pinturas de pájaros y peces. La magia. Los dibujos de las cartas de Tarot. Buscar el final que nunca fue escrito. Los cuadernos, los lápices. Los nombres y apellidos españoles.

Los puentes y los barcos que me llevan a casa. O los que me alejan de ella. El cuestionario Proust. Viajar. El mar, los océanos, los ríos. Borges. Los trenes. Buscar.

Los mundos que puedo habitar cuando escribo, cuando leo, que creo que es lo mismo que decir literatura. Será que la amo dos veces.

Los universos que encierra cada persona. El poder de algunos Haikus. La fuerza de la palabra sustracción. La sonoridad que en español tiene la letra H. Los silencios como respuesta. El olor de los libros.

Asombrarme.

sábado, 24 de enero de 2009

M!, duele

AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.

ah.

AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.

Tengo una espina clavada en el cerebro. Creo que se quedó trabada en la amigdala. Me duele mucho. La información no está llegando al hipocampo.

AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.

Necesito un helado de chocolate con almendras.

viernes, 23 de enero de 2009

El poder curativo del vómito

Los días pasados fueron movilizadores. Odio las palabras comunes, pero no pude encontrar otra mejor para la ocasión y la realidad es que creo que en este caso "movilizadores" es la expresión correcta.

Días de mucha anguastia que fueron precedidos por una situación irreal que necesitaba encontrar un fin, y esa necesidad, esa necesidad de desafiar constantemente todo en la vida, de ponerlo todo a prueba, de someterlo todo a examen, de escrutar (ahí donde no se debe, o sí, quien sabe)...también tiene un precio.

Pero para avanzar, para movilizar, quizá haya que desafiar. Y entonces claro, angustia, y entonces claro, otra crisis. La solución se presenta por sí sola: el vómito.

El vómito, como cuando uno come en exceso y necesita la purga rápida. La diferencia en este caso es que el vómito se expresa de otra manera, con la verborragia, con la eyaculación de palabras a través de estos dedos que tipean, con los orgasmos repetidos, solitarios.

Ahora estoy tranquila. Creo que vomité suficiente. Me quedó ese sabor feo en la boca, pero todos sabemos, que no es duradero.

jueves, 22 de enero de 2009

21 de enero - No fue la luna, estoy casi segura.

Primero la reacción positiva y después la frustración. El día no empezaba bien. Ya estaba triste y eran solo las 9 de la mañana.

Después esa necesidad del golpe con la realidad y de querer que la realidad me golpee, la provocación... El gritarle a la realidad en la cara, con esa fuerza que se esconde en lo más hondo de la garganta, en el estómago quizá, en el vientre afirmaría con certeza: PUTA. Y la satisfacción de volver a gritarle otra vez más: PUTA. Y en la pronunciación de cada letra, las gotas de saliva que salen de la boca.

Y después el llanto, el llanto pospueto, pospuesto después de un año en el que las lágrimas sí fueron necesarias, pero por alguna razón decidieron esquivar mis ojos y condensarse en mi garganta.

Algunas voces llegaron desde lejos, otras desde muy cerca, pero en tal caso, las primeras especialmente (tan hermosas como las segundas) me confirmaron una vez más, que la distancia es solo un estado mental. Luego un breve estado de tranquilidad. Decisiones a tomar, por una mente que pide a gritos parar de pensar. Un día, aunque sea.

Una noche fría, un orgasmo único, pero solitario, una cena mexicana, algunos orgasmos más, también solitarios...Y el deseo interno de sufrir una lobotomía por la noche.

5:30 AM. No hubo lobotomía, sólo fantasmas que fueron y vinieron en una noche fría, sin luna llena.