viernes, 4 de diciembre de 2009

Intolerable calma

La calma se siente en el camino.

Salí del bosque hace unos días, aunque bien pudieran ser meses.

Me duele la garganta. En realidad, a la garganta le duele la angustia que toleró mientras mi cuerpo mudaba la piel, mientras el alma escurría esa humedad olorosa; mientras el pelo se caía, el estómago se pudría y otro nuevo comenzaba a tomar forma en su lugar.

Aún conservo en mi mochila las huellas digitales de las vidas que me acontecieron, creo que no pesan tanto, pero sé que pesarán en algún momento, no muy lejano.

Mientras tanto camino - la calma es intolerable - hace calor y se siente la ansiedad en el aire. Conozco sus intensiones. Ella no es una novedad para mí. Busca penetrar mi nariz para continuar castigando mis órganos.

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