jueves, 23 de abril de 2009

Disciplina

Quería escribir sobre disciplina y terminé escribiendo sobre alienación.

Cuando iba por el tercer párrafo me pregunté: ¿por qué la oscuridad brota con tanta facilidad de mi alma?

Estaba queriendo escribir sobre disciplina y las palabras oscuridad y alma se transformaron en manchas que poco a poco adquirieron forma en la pantalla, haciendo que el sentido que iba a tener un texto se trasformara en otro.

Borro los tres párrafos que había escrito y comienzo de nuevo, no sin notar, con amargura, cuando he alcanzado el cuarto párrafo, que el concepto de alienación recubre nuevamente cada una de mis palabras.

Entonces me detesto a mi misma por obvia. Ni siquiera necesitaba escribirlo, pues esta construcción, por si sola, hace rato se alejó de lo que postula su título para transformarse en un recorrido laberíntico por las avenidas de un cerebro que hace mucho se desconectó de mi cuerpo.

Quería escribir sobre disciplina, pero en realidad tendría que haber hablado de evasión.

Evasión a los quehaceres mayores como el de terminar de escribir esa novela que descansa al costado de mi cama.

¿Será evasión al dolor y al desgaste que ya experimenté que carga ese proceso de creación? ¿Es evasión o es cobardía?

Y ahí estoy de nuevo, girando en círculos. No como un ouroboro, más bien como un perro intentándose morder la cola.

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