jueves, 5 de febrero de 2009

Sobre el sueño lúcido y cómo alcanzarlo

La imagen en internet del anuncio de una película. Creo que era una película sobre Argentina. El anuncio era algo vintage. Había en el poster de la película la imagen de una mujer como de los 60s, principio de los 60s, una mujer argentina. La imagen de esta mujer estaba sobre un fondo celeste, como si la foto hubiera sido tomada durante el día. Esto lo digo para poner en contexto.
Me dije a mi misma, voy a ver esta película. No pasó demasiado tiempo, en los sueños nunca pasa demasiado tiempo y me encontré dentro de la película. Viviéndola.

(Extrañaba soñar. Hacía mucho que no soñaba. Quería soñar)

Estaba parada en la orilla de un bosque, este bosque tenía orilla, no literalmente, pero así lo sentí yo y así lo escribo, es como cuando una cosa termina y comienza inmediatamente otra, como si tuviera un límite tan definido que uno puede decir, acá termina la arena, acá empieza el agua, por lo tanto esta es la orilla. Así sentí yo entonces al bosque. En su orilla había una casa grande, era otoño, era de noche.

Inmediatamente después, me encontré caminando por el bosque. Yo iba con alguien más. Conocido. Pero no sé con quién. Un segundo después, iba adentro de un micro que circulaba a toda velocidad por ese camino. Camino adentro del bosque oscuro. El micro lo conducía un personaje maléfico, terrorífico. Era el personaje malo de una de mis novelas. Una mujer grande, hermosa, sensual, mala. El micro blanco, perseguía a una combi blanca. Vi la cara de la mujer, estaba endemoniada, quería matar a quienes iban dentro de la combi. Decía palabras horribles, que no entendí pero que sabía que hablaban de asesinar a los de la combi.

Inmediatamente después, yo iba adentro de la combi, con alguien más, un hombre, conocido, pero no puedo decir quién era. Era una presencia que iba al lado mío, pero sin rostro. Me di cuenta, que los perseguidos éramos nosotros. Era a nosotros a quienes mi personaje quería matar. Teníamos pánico. Gritábamos.

La van de repente se salió del camino y nosotros bajamos de ella, intactos, perfectos, sin despeinarnos y vimos al micro seguir derecho. La vimos a ella gritar toda su ira, por no haber podido asesinarnos. Despeinada, transpirada. Con el vestido negro que solía usar en mi novela.
Pero nosotros ya estábamos fuera de su alcance, contemplábamos la situación como si fuera una película la que estábamos mirando.

Ahora, que tuve el sueño lúcido, solo me resta buscar las respuestas dentro de él. Me toca el análisis y la interpretación, pero ya me siento más tranquila.

Detrás de escena: para llegar al sueño lúcido probé varias cosas que no viene al caso mencionar en acá, porque sería demasiado largo, sin embargo voy a comentar que es lo que sí me resultó. Comí un whoper doble de Burger King (The new angry whopper) He aquí la receta. La comparto para aquellas almas que aún penan por un sueño lúcido.

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