jueves, 27 de agosto de 2009

domingo, 16 de agosto de 2009

Conjuros universales - Parte II

Leí en una tarjeta: tantos mundos, tantos siglos, tanta gente y coincidir.

Me acordé de mis amigos.

sábado, 15 de agosto de 2009

La conexión de Alicia al país de las maravillas



















Fuente: http://www.booooooom.com/wp-content/uploads/2009/02/record_factoryhttp://www.booooooom.com/wp-content/uploads/2009/02/record_factory_sleeve_06.jpg_sleeve_06.jpg

viernes, 14 de agosto de 2009

Conjuros universales - Parte I

Existen esos días, no son muchos, en los que nos levantamos y tenemos suerte, mucha suerte, tanta, que lo inesperado pasa. Son días increíbles que pueden cambiar el curso de nuestras vidas, o simplemente marcarlas, como si una marca de esas fuera un hecho simple, vaya contradicción.

Tuve unos cuantos de estos días, no sé si llamarme afortunada, pero sí podría mencionarlos a todos, incluyendo las inexplicables sensaciones que sentí luego de haber vivido estos momentos.

No recuerdo, sin embargo, haber presenciado o haber sido parte de este tipo de momentos en la vida de otros. Hoy, sin embargo, fue mi primera experiencia.

Me di cuenta de esto cuando vi su cara. Ella estaba sentada frente a mi, yo dije algo, expresé, en realidad, una decisión tomada y su mirada se iluminó.

Hacía rato que no tenía un empleo y los que había tenido últimamente habían sido todos temporales. Hoy había venido a la primera entrevista y hoy también se iba con el trabajo. Entiendo su sorpresa, pero la entiendo ahora, después de recordar su rostro y la sonrisa que de repente se dibujó en su cara. Ella la contuvo de inmediato, pero no fue lo suficientemente rápida como para que yo no la notara, para que no me impactara profundamente.

Su gesto repentino me relató, como una crónica, la angustia de la búsqueda, los problemas que se fueron sumando unos a otros, el ir de un lado al otro sin conseguir un trabajo que le asegurara algo de tranquilidad, las deudas que ya se iban acumulando y no se podían sostener, la desesperación ante la falta de salidas y los conflictos familiares, provocados por sus nervios y la angustia. También en el gesto, aunque fugaz, se reflejó el alivio, fue como un suspiro, pero expresado en la sonrisa, fue como un suspiro pero transmitido por el brillo de la mirada y por un nuevo color en las mejillas.

Ella empieza el lunes. Ella volvió a su casa feliz. Yo agradezco haber visto su gesto y haber sido partícipe de su momento.

viernes, 7 de agosto de 2009

En el camino
















El desierto no es una amenaza.
















Tampoco lo es el muro que empeñosamente estás construyendo.
















Ni aquellos alambrados, que hace tiempo tejiste.

















Ni los reflectores que montaste para hacerme sentir sutilmente, con esa luz asesina, que vivo en una prisión y que no tengo derecho a escapar.

















Igual lo seguiré intentando, aún cuando vea con dolor, la huella de los que ya quedaron en el camino.

jueves, 6 de agosto de 2009

Por La Rumorosa

Yendo por La Rumorosa, aún no adormecida por el arrullo que en una época del año le proporcionan los vientos de Santana, veo el muro, esa emulación de lo que alguna vez fue el de Berlín y pienso en el poco valor que tiene la vida humana.

Pienso que los de acá no se pueden mezclar con los de allá (será la lepra, será lo locura, será el comunismo, o vaya a saber cuál es la estigmatización que elegimos imponernos para dividirnos), y pienso, pienso que los pájaros y las ardillas pueden cruzar, pero los humanos no, a menos, claro, que un coyote, otro animal, los guíe.

La vida no vale nada. El desierto no fue lo suficientemente amenazador, por eso ahora levantamos este muro, para que quede claro que no nos podemos mezclar, porque es así, porque los animales no tienen casta, pero los humanos sí.