lunes, 29 de marzo de 2010

Reversible

Por alguna extraña razón, no sé si hayan sido los efectos de la cárcel, de alguna gripe estacional que aún no fue clasificada por la ciencia, ni decretada pandemia, mi cuerpo se ha convertido en reversible.

Mis órganos quedaron afuera, mi piel adentro.

Aún no tengo memorias de cómo pasó. Llegarán, siempre llegan, lamentablemente no lo hacen a tiempo, por eso terminan distorcionándose, pero llegan, al final llegan; entonces, recién entonces, contaré el proceso de transformación, mientras tanto solo puedo transmitir el ahora.

Organos afuera, piel adentro. Descripción de está realidad que excluye, por propia voluntad, todo sentimiento.

¿Llegarán? Probablemente, junto con las memorias.

jueves, 11 de marzo de 2010

Cárcel

He vagado sin norte, que supongo que es lo mismo que decir que he vagado sin brújula. Febrero se fue seco y estéril. Sin fecundar, el semen nunca regó sus campos.

La ausencia la debo a la cárcel en la que me encuentro. No logro darme cuenta en que momento, luego de abandonar el bosque, caí en esta jaula.

Buscaba otros bosques, es cierto, pero encontré esta prisión. Ayer fui conciente de mi cautiverio. Mi cuerpo dio la señal. Mis órganos comenzaron a llorar pútrida miel, savia añeja.

Este es mi primer reporte conciente desde este lugar, mientras, busco comprender su geografía para encontrar una salida.