miércoles, 15 de abril de 2009

Encuentro

He decidido bajar al infierno y enfrentar la bestia.

Me pregunto, mientras desciendo, si el calor abrazador me invitará a quedarme.

Me pregunto, ¿cuán sexy es la bestia y cuánto tiempo querré permancer a su lado? ¿Y qué pasará si solo el hecho de verla genera dolor? ¿Podré soportar mi estadía en el infierno?

Anoche rodeé la entrada de la caverna, vi su lengua de fuego que me invitaba a entrar, sentí la esencia irrestible de los aceites que usa para atraernos cuando estamos cerca, pero no entré. Me senté en la puerta. La bestia me observaba desde dentro, con sus ojos encendidos y cautivantes, yo la observaba desde fuera, con mi mirada tímida, cargada de curiosidad.

Quizá esta noche me anime a entrar, quizá esta noche, me anime a besarla.

2 comentarios:

Juan Valdez dijo...

Para navegar en las aguas del averno hay que echar el ancla a babor: de un extremo la argolla y del otro tu corazón...

Elechili dijo...

Para bajar al infierno y poder volver de lo único que no se puede prescindir es del corazón.