jueves, 26 de marzo de 2009

Estómago

Está vivo, lo sé.

Tiene su propio cerebro, o capta, por un sistema no descubierto aún, impulsos nerviosos del mundo exterior. De él se nutre. Gracias a él vive. Por él me tortura. Siento dolor.

Se convulsiona adentro mío. Espástico desprende un ácido que inunda el resto de mis órganos, los pudre, los seca, los hace desaparecer. Como un monarca loco y desquiciado, tirano, solo quiere preservarse a él mismo. Preso en su locura ha emprendido esta batalla adentro mío.

Mis lágrimas son la única manifestación de la odisea épica, que sin armas ni caballos, mi estómago libra contra el resto de mis órganos.

Momento. Ahora lo comprendo, él ha dominado mi cerebro. Es mi cerebro quien está proveyéndole el músculo con el que se fortalece para la batalla, la batalla con la que me ha secado el cuerpo.

Puedo escribir porque el cerebro todavía funciona, pero entonces mis dedos, mis dedos, ¿por qué se mueven? Si es mi estómago el que ha dominado todo. ¿Por qué mis dedos se empeñan en contar la historia? ¿Se han fortalecido a escondidas y están planeando un golpe de estado?

No. Y es claro porque no. Mi estómago dicta estas líneas. Él quiere que se conozca su enorme proeza conquistadora.

Sólo él latirá adentro mío cuando no haya corazón, sólo él reirá en mi interior cuando el alma me haya abandonado, debilitada, por una lucha que nunca se imaginó que iba a librar.

Él esta vivo. Yo estoy muerta

No hay comentarios.: