lunes, 28 de diciembre de 2009

The lost cow
















Cuando diciembre da sus últimos respiros, cuando exhala débil y moribundo el aliento de un año cansado, uno más que se va - y yo que aún no entiendo porque los años se empeñan en irse- él, el gaucho viejo que hace rato ha dejado el caballo, sale, como todos los años, en busca de la vaca, esa que nunca estuvo ahí.

Su renault 12, fiel como un zaino, lo acompaña. No olvida ponerse su boina.

Mientras, esa alpargata con el yute gastado pisa el acelarador, mientras, su mano curtida por el polvo y los días mueve la palanca de cambios de segunda a tercera, mientras, él todo él sueña con que será durante este año, sí durante este y no durante otro, que pondrá fin a la leyenda de la vaca perdida.

No hay comentarios.: