miércoles, 4 de febrero de 2009

Sobre la ausencia de sueños lúcidos y la presencia de certezas que intentan llenar sus huecos

Estuve toda la semana pasada buscando algún sueño lúcido que me trajera las respuestas que no consigo encontrar durante el día. Soñé todas las veces que me propuse soñar. Ninguno de esos sueños, sin embargo, fue lúcido. Soñé violencia y soñé tristeza. Soñé la nada. Soñé las tres cosas mezcladas. Pero nada fue lúcido.

Me habían dicho que si uno se concentra y antes de dormirse hace una pregunta, para la que quiere conocer la respuesta, ésta se presenta en los sueños.

(Esto porque ya había intentado buscar respuestas durante la vigilia -sin éxito alguno-)

Las respuestas nunca llegaron, ni despierta, ni dormida. Sólo se presentaron algunas certezas:
  • No sé cortar tomates. No quiero aprender a cortarlos. Disfruto el hecho de no saber cortarlos.
  • Los tomates, la literatura y las películas francesas me sustraen de la realidad.
  • Es muy difícil conseguir un sueño lúcido.

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