jueves, 14 de mayo de 2009

Uñas

Me comí las uñas.

¿Será que tengo que ver a la bestia?

¿Será que tengo que bajar al infierno esta noche?

El estómago se volvió piedra, las rodillas están negras de moretones, el alma no puede sacudirse tanto hollín que tiene pegado. El cerebro, inútil, solo se ata a pensamientos suvbersivos que se atrincheran en cloacas donde van a parar los deshechos que el miedo produjo durante años.

Y la bestia sigue ahí, hermosa, dulce y peligrosa.

Me comí las uñas, porque sé que ella quiere que baje a abrazarla, a acariciarla. Pero el miedo de verla me paraliza y me llena de ansiedad.

Ya no tengo uñas, pero el infierno sigue ahí, albergándola. Me pregunto: ¿la visitaré esta noche?

Y a vos, Ariadna, te imploro ¿me prestarías tu hilo? ¿Aún cuando yo no soy Teseo?

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