domingo, 6 de marzo de 2011

Llovizna

El campo fue sembrado con vacas, muertas algunas, moribundas las otras, escucho su respiración fatigada, agonizante. Los bosques se esconden detrás, se refugian en nidos de pájaros y túneles, aquellos que alguna vez habitara la bestia.

La bestia: la busco, me esquiva.

No es tierra lo que me mancha los pies, la que yace debajo de los cadáveres de vaca, es grafito molido: lo descubro y me desespero, hundo mis rodillas en él, me embarro las manos, los dedos, escribo sobre las superficies que se dejan: el cuero de las vacas, mis piernas, mis brazos, mi cara.

Febrero se fue estéril, pero marzo llovizna, tímidamente. 

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