jueves, 2 de diciembre de 2010

Peregrinas

Las vacas recorren mis intestinos, lo caminan, peregrinas, lentas, cansadas. Rumian. Gimen mientras avanzan. Sus estómagos están vacíos, pero aún tienen aliento a hierba húmeda que sin quererlo (ni ellas ni yo) me refresca por dentro.

No partieron de Santiago de Compostela, nunca llegaron a Roma ni llorarán en el muro de los lamentos. No se bañaron en las aguas del golfo, ni bucearon las muertes del toro en una plaza colombiana. Me caminan los intestinos en cambio: la buscan a ella, que nunca estuvo allí.

No hay comentarios.: