viernes, 31 de diciembre de 2010

Aún aquí

No sé que me hizo pensar que Diciembre se había ido.

Un piano suena, una radio me lo acerca. Algunas voces lejanas llegan desde las mesas del bar y se confunden las lenguas de esos individuos en mi. Quiero su silencio, porque no me interesan sus historias que contaminan mi bosque, mis cárceles, el camino no andado y a la bestia.

Las fosas nasales se abren (las mías) como si fueran las branquias de un pez, tienen náuseas, quieren vomitar el aire infectado con olor a desodorante que se desprende de las axilas de un fulano que viene bajando la escalera. Hedor a periferia.

Diciembre resiste y resisten con él los cánceres que había jurado estaban secos.

Diciembre sigue aquí. Diciembre aún eyacula.

No hay comentarios.: