martes, 14 de junio de 2011

Muerte versionada

Rosa se viste de verde y huele a una marcha tocada con trompetas. Es la muerte, una de ellas. Me le acerco, la abrazo, la acaricio, la beso, le pido que me congele con su aliento, que me arrebate los sueños, que me vacíe la mirada y los lagrimales, que me silencie los gritos y la voz,  que borre mi lengua y el lenguaje y sus fabricaciones, las pasadas y las posibles, en todos sus tamaños y presentaciones, que desarticule mis dibujos y que blanco sobre blanco pinten mis témperas, que me llene de desasosiego y me empuje al vacío. Que me lleve con ella. Y que elimine toda huella que de mi hay sobre esta tierra.
Nota: seguimos en el habitáculo. Llevamos cuatro días aquí. No sabemos como salir.

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