sábado, 6 de noviembre de 2010

La muerte del pájaro

Lo soñé hace algo más de un año, quizá fueron dos, precisar el tiempo a veces me es esquivo. Sangraba, tenía un ala rota, o quizás algo más que el ala, un corte más profundo, una especie de degüelle parcial. Permanecía inmóvil, un movimiento podría haberle provocado el desprendimiento irreversible de su cabeza. Me miraba de reojo, sin odio, sin pena, creo que contenía la respiración, quizá algún reproche, que no pudo, no supo hacer cabal.

Lo ví. Me fui sin ayudarlo.

Esta madrugada volvió a mis sueños. Estaba muerto. Otro animal, no puedo dilucidarlo, iba a comérselo.

No había sangre. Estaba limpio, el pájaro.

No había sangre, estaba muerto, el pájaro.

Me pregunto si volverá; me pregunto si importa que vuelva; me pregunto si lo hará vivo, herido u otra vez muerto; me pregunto si seré capaz de precisarle un momento en el tiempo y si me regalará, aunque sea una vez más, su mirada vacía.

No hay comentarios.: