Lo ví. Me fui sin ayudarlo.
Esta madrugada volvió a mis sueños. Estaba muerto. Otro animal, no puedo dilucidarlo, iba a comérselo.
No había sangre. Estaba limpio, el pájaro.
No había sangre, estaba muerto, el pájaro.
Me pregunto si volverá; me pregunto si importa que vuelva; me pregunto si lo hará vivo, herido u otra vez muerto; me pregunto si seré capaz de precisarle un momento en el tiempo y si me regalará, aunque sea una vez más, su mirada vacía.
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