lunes, 22 de septiembre de 2008

Orgasmo en la peluquería

¿Alguna vez les pasó? Digo, esto de tener un orgasmo (contenido) en la peluquería.

El lugar se llama Contesta Rock Hair, queda a dos cuadras de mi casa. Los peluqueros son italianos o neoyorquinos hijos de italianos.

La atmósfera del lugar es como la de cualquier peluquería moderna, cool, columnas sin terminación, piso y techo desvestidos mostrando el cemento desprolijo. Música elctrónica, algo de disco, algo de rock, eclecticismo total.

En el piso, pelos, las zapatillas All Star de los peluqueros y un pomeraña blanco que da vueltas por ahí, busca, de vez en cuando, la caricia de algún cliente que espera.

Me toca Mario.

- I'll be with you in moment, baby.

Pelo castaño claro, piel aceitunada, ojos verdes, remera blanca, pantalones negros y las zapatillas que ni las menciono. Sería redundar.

Ocupo mi lugar en una silla como cualquier otra, frente a un espejo. Mario se sienta al lado mío, me mira fijo "¿Qué te vas a hacer?" Le explico. Su mirada inspecciona mi pelo, mi cara, recorre los contrnos de mi mandibula, mira mi nariz, mis ojos, viendo quizá como aplicar su arte sobre mí. Asiente. Ya había bocetado el corte en su mente. Se para y se va.

Me viene a buscr una chica con el pelo corto, mitad negro, mitad rojo, para lavarme la cabeza. "Me la lavé esta mañana" iba a decirle, pero sucumbo al masaje de sus dedos. Luego me acompaña hasta una silla, una como cualquier otra, delante de un espejo. Mario regresa.

- You know what, sweetie - Me dice - Podríamos rebajarlo un poco más de lo que querés, que parezca más rock and roll. Me mira por el espejo y alborota mi pelo. Un "ok" casi inconciente sale de mi boca.

Entonces todo comienza.

Peina mi pelo con intensidad, separa partes que sujeta con firmeza y luego las desvasta con la tijera, el pelo cae como lluvia en el piso.

- Look down for me honey.

Su palma completa se inmiscuye abrazando mi cráneo por detrás, desliza mi cabeza para un lado y para el otro, con movimientos seguros. Separa mechones, corta, con ritmo, mi pelo y mi respiración. Y la silla, que entiendo ahora no es como cualquier otra, contribuye. Tiene un pedal en la parte trasera, a la altura de las All Star de Mario que él pisa repetidas veces (quisiera poner manteniendo el ritmo, pero ya utilicé este concepto antes) para subirla y bajarla. Escucho el sonido, constante, de la tijera. Lo siento respirar, siento, también, la presión de sus dedos en mi cabeza y entonces, mi flequillo...

- Do you want the bangs shorter?

- Yes!

Da vuelta la silla, pone su cara a la altura de la mia, veo sus ojos frente a los mios, su boca frente a la mia, veo el destello plateado de la tijera deslizarse transversalmente a la altura de mis cejas. Mario está cerca. Mario concluye lo que empezó media hora atrás.

- Hope you see you soon baby.

- Sure - le digo.

Sonrío, pago y salgo del lugar. Pienso que es el mejor corte de pelo que me han hecho en mi vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca habia sentido un orgasmo en la peluqueria, creo que solo en conciertos...tengo que ir a tu peluqueria! Que increible aventura!