viernes, 26 de septiembre de 2008

La imaginación sitiada

No estoy haciendo un estatuto en defensa de la ignorancia. No me interesa. Pero creo que algunas cosas son más lindas -nos mantienen vivos- cuando conservan su misterio. El universo y sus enigmas, por ejemplo.

Quizá prefiera conservar una visión romántica del mundo y, quizá, eso implique que elija seguir fascinándome ante esas cosas que me dejan con la boca abierta.

No me emocionó saber que el colisionador de átomos, "the large hadron collider", haya comenzado a funcionar. No me emocionó saber que unos científicos brillantes ahora van a poder recrear el momento de la creación.

Me encantaría poder preservar, para mí, no digo que para toda la humanidad, solo para mí, el misterio que envuelve el universo. Ahora bien, cómo evito saber sobre los resultados de este colisionador, si la información está en todas partes... Pareciera que, por más que yo decida no saberlo, pues lo tengo que saber. La información a veces es demasiado autoritaria.

En otra época, seguramente en otro contexto, seguramente con relación a otras cosas Nietzche escribía algo así como: "De una vez por todas, hay mucho que no quiero saber. La inteligencia pone límites, aún al conocimiento"

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