martes, 29 de noviembre de 2011

Martes, el diluvio y los pájaros

Días esperando el diluvio, días esperando que tímida o prepotentemente el agua se abriera paso en el cielo, arremetiera vehemente hacia nosotros y nos desdibujara el rostro, lavara nuestras expresiones y las huellas del asfalto, borrara nuestro sexo o anidara en él, fuera bebida por las alcantarillas o se empantanara en las bocacalles, nos desarmara de pies y manos, nos desarmara de brazos y piernas, nos evacuara el alma, inundara los cementerios y segundos después se regocijara por ser navegada por los ataúdes, no hace mucho tubérculos, ahora barcos. 
El diluvio acontece. Los pájaros, nada ajenos, sienten ansias del ocaso que presagian, vuelan, ennegrecen el cielo, pero por poco tiempo. Ellos lo saben: pronto caerán muertos.
Martes. Llueve: infatigablemente.

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