martes, 12 de abril de 2011

Continuado: Interdit

Sin poder respirar comencé a desplazarme entre los cuerpos de las vacas ausentes, a bucear entre ellos. Sí, buceaba una solidez inexistente. Y aunque esto parezca imposible, a mí se me hizo probable. Fue entonces que me di cuenta que estaba muerta, pero aún muerta, conservaba la capacidad de pensar y de sentir.

Una holando-argentina que había entrado al único vagón de la formación me chupó las vísceras, que nunca entendí si estaban al descubierto o si yo todavía conservaba un cuerpo que las protegía.

Húmeda por dentro, deslizándome entre la masa de cuerpos rumiantes que no eran, me sentí de pronto ingerida por uno de los cuatro estómagos de una nueva vaca, cuya raza no supe distinguir y que inmediatamente después me regurgitó.

El único vagón de la formación se estaba desacelerando. Estábamos llegando a una estación de un moebius construido con vías. Porque a esas alturas estaba claro que el entramado subterráneo era eso, un símbolo infinito.

Regurgitada y escupida, mi cara quedó apretada contra una de las ventanas de la formación justo en el momento en el que el vagón se detuvo. Los carteles estaban escritos en francés. Y estaba claro que prohibían absolutamente todo, pues en cada uno de ellos se leía la palabra interdit.

(Continuará)

Entre paréntesis ausentes se lee a continuación:
Wikipedia dice: La vaca frisona, es una raza vacuna procedente de la región frisosajona (Frisia y Holanda del Norte, en los Países Bajos y Alemania), que destaca por su alta producción de leche, carne y su buena adaptabilidad. Estas características hicieron que fuera adoptada en ganaderías de numerosos países, siendo actualmente la raza más común en todo el mundo en granjas para la producción vacuna de leche. Este animal nace con un peso aproximado de 40 kg. Las vacas Holstein llegan a pesar alrededor de 600 kg, mientras que los toros alcanzan hasta los 1000 kg.

Entre corchetes ausentes se lee a continuación:
Yo digo: las vacas no existen.

No hay comentarios.: