La ausencia la debo a la cárcel en la que me encuentro. No logro darme cuenta en que momento, luego de abandonar el bosque, caí en esta jaula.
Buscaba otros bosques, es cierto, pero encontré esta prisión. Ayer fui conciente de mi cautiverio. Mi cuerpo dio la señal. Mis órganos comenzaron a llorar pútrida miel, savia añeja.
Este es mi primer reporte conciente desde este lugar, mientras, busco comprender su geografía para encontrar una salida.
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